sábado, 26 de septiembre de 2009


¿Que por qué no te escribo?

Oigo tu pregunta
aún cuando ni siquiera
la has formulado

y responderé
con la verdad pura como niña
que se sabe oculta y protegida.

No te escribo
porque somos lo correcto
porque las bajas pasiones
entre nosotros son dulces
son evidentes
y hasta exigibles;

porque nos amamos limpiamente
sin trucos ni trampas
ni lodos ocultos;
porque el sexo entre nosotros
ya no tiene nada sucio.

Nos conocemos tanto.
Estamos cómodos
desnudos o vestidos...

y para escribir
necesito lo prohibido.

viernes, 25 de septiembre de 2009


Acércate con ese miedo
(tan parecido al mío)
y toca mi rodilla vestida
con tu mano desnuda.

Roza con tu hombro mi pecho,
hazlo sin lentes
y sin que nadie lo note.

Apacigua este pensamiento mío
siempre caótico
siempre culpable
o aliéntalo si te place...

No sé si un día sabré eso
de lo que ya tengo certeza:

No sé
pero presiento
que soy a la que
en tu almohada
no dejas de pensar.

jueves, 24 de septiembre de 2009


¿Qué culpa tengo yo,
qué culpa
de encontrarte tan cultamente interesante,
del sueño que provocan tus manos cirujanas?

¿Qué culpa tienes tú?
La tienes toda
de provocarme secretísimos suspiros,
de arder mis mejillas si te acercas,
de errar tus palabras siempre perfectas.

¿Qué nos haremos?
¿Vivir la Tregua?