miércoles, 23 de diciembre de 2009

Acritud


"Cuando me rindo del dolor al peso,
cuando la negra duda me avasalla,
se me cuelga del cuello, me da un beso,
se le saltan las lágrimas, y calla."

Juan de Dios Peza

¡Cómo me sientes, Amor!
me adivinas y sabes
cuando nada he pronunciado
te lastima el fulgor
que me ves en los ojos
porque sabes que no te pertenece.

Me sientes vibrar la piel
en tu piel misma
y me cobijas la carne áspera de reptil,
mis escamas ponzoñosas te dan fiebre...
y así, aún así
no dudas en apretar más.

Mi descaro vuelve tu vista más miope
y mi desdén encuentra en ti aprecio
y te hundo más la daga de un desprecio
para sentir tu frágil corazón de uva.

Te estrujo cruel entre mis manos crueles
y la tibia tristeza que destilas
la fermento yo con el impudor de mis mieles
mientras te acaricio suave, con hipocresía...
y con ademán de gata te seduzco
y espero a que reposes en mi vientre
y el dulce destilado de lo que sientes
se torna en vino para mi exigente lengua.

"¿Por qué?" preguntan tus ojos suplicantes...
no sé, tal vez es mi naturaleza:
ser un día dulzura
y al otro acre pócima que envenena.

Mas mi ser malvado y voluble
nunca duda darse con perversidad
y a ti, quien más amo entre todos los hombres
el trago más áspero te ha de tocar.

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