lunes, 26 de octubre de 2009
Disfruto cada delicioso instante
en que tus letras me
seducen, acarician y penetran;
las deslizas con suavidad de caracol
o con la hiriente rapidez de la serpiente
me provocas
me intoxicas
me produces fiebre y sudor...
repito mentalmente
tu último beso obsceno
y nuestro primer lúbrico abrazo.
Me deseas, lo sé
por tus mensajes ocultos evidentes
porque me buscas en la sensualidad del arte
y en la humedad de mi boca.
Te deseo, lo sabes
te lo digo en cada mirada
con que te recorro despacio...
Sólo una petición te hago:
estreméceme de nuevo
con tu mente, con tu cuerpo,
con tu lengua, con tus letras
y enardece el fuego que comenzaste.
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