No sé qué sensualidad nueva
se me prendió de la figura
o que brío de animal joven
se adueñó de tus ganas,
pero si de algo puedo estar segura
es de la satisfacción cristalina
que hiciste resbalar por mis tobillos
desde la mitad de mi altura.
Todo en mí vacila entre el desnudo, el deseo y la tristeza.
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